La cultura de la resiliencia en un mundo cada vez más ansioso
- On July 30, 2019
Las personas han estado viviendo en una época de autocensura, espacios de alta seguridad y cultura de zona de confort, anidados entre la gente, plataformas, lugares y comportamientos donde se sienten como uno más de la multitud. Pero a medida que abundan las ansiedades globales, se está abriendo paso a un movimiento de resiliencia.
Esta existencia envuelta en una burbuja no está funcionando, la insatisfacción personal y la ansiedad siguen siendo problemas importantes, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría informa que el 39% de los adultos estadounidenses se sintió más ansioso en 2018 que en el año anterior. Como Greg Lukianoff, coautor de The Coddling of the American Mind, dice: “Estamos enseñando a una generación los hábitos de las personas ansiosas, deprimidas y polarizadas, y luego nos sorprende que estén ansiosos, deprimidos y polarizados”.
Para ayudar a las personas a salir de su capullo mental y físico, los contra movimientos se están materializando en todo el mundo. Las escuelas están exponiendo a los alumnos a temas controvertidos, el lugar de trabajo está poniendo el fracaso en el foco de atención y la tecnología en la que las personas confían les está dando la espalda.
Coincidiendo con esta sensación de dislocación, el descontento de los ciudadanos ha encendido las calles y redes sociales, más recientemente como consecuencia de las manifestaciones de Gilet Jaunes en Francia, el descontento político y presidencial de Venezuela y el movimiento de cambio climático global de la Extinción Rebelión.
“En un momento en el que muchas personas experimentan mayores presiones y austeridad, existe la necesidad tanto de resiliencia como de un camino para construirla”, le dijo Chris Johnstone, autor de Seven Ways to Build Resilience, a LS: N Global. “Una de las razones es la tolerancia a la frustración: nuestra capacidad para tolerar los sentimientos difíciles que surgen cuando existe una brecha de realidad entre cómo son las cosas y cómo nos gustaría que fueran”.
Esta brecha de realidad cada vez mayor, impulsada por las redes sociales, los medios de comunicación y la educación, combinada con estos contra-movimientos globales, ha revelado un deseo urgente de cambio que comienza con los mismos seres humanos.
Ahora los consumidores están asumiendo el riesgo físico, mental e intelectual de reafirmar su sentido del yo, su lugar en la sociedad y su fuerza colectiva. Alentando el auge de la cultura de la resiliencia, las marcas e instituciones están impulsando este nuevo movimiento, brindando los desafíos que obligarán a las personas a recuperarse, amplificando su capacidad de resiliencia para prosperar.
A medida que miran hacia el futuro, los consumidores quieren confrontar y progresar mental y físicamente desde sus ansiedades internas, en lugar de erradicar por completo los sentimientos negativos. Las marcas pueden ser una fuerza positiva en el camino hacia la resiliencia de las personas, al transformar las fallas y redefinir los fracasos como experiencias positivas.
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